martes, 20 de septiembre de 2016

Furgón de tren

Dos bicicletas colgadas en los ganchos, una azul y amarillo (horrible), la otra bordó (ahí mejora). Un señor sentado en los barrotes que sostienen las ruedas de las bicicletas para que no bailen al compás del tren. Apoya el mentón en su puño izquierdo, el codo en el muslo. En la otra mano tiene una bolsa que parece contener un paquete de yerba. Confirmado, tiene un paquete de yerba. Taragui. Ahora con el dedo índice empuja la nariz hacia arriba. Atrás suyo, otro señor, parado, tiene una nariz que forma un triangulo rectángulo isósceles casi perfecto. Al lado de su cabeza un cartel de "No fumar". En la otra punta hay otro, señor, con una bufanda marrón y blanca. El de nariz triángulo buscó su bicicleta, el que estaba sentado en los barrotes también. Parecen estar juntos aunque no se hablan. El de la bufanda sigue en la misma posición, entrecerrando los ojos como si estuviera viendo el fondo del vagón (que es el principio).  
Llegan unos músicos, percusionistas. Suena a algo brasilero. Se presentan, el que habla es argentino. También suena a candombe uruguayo. Una mujer entra marcando el paso, como granadero, ahora come garrapiñadas. El de la bufanda marrón y blanca, que miraba hacia el principio del fondo del tren sigue entrecerrando los ojos (creo que los tiene así, achinados) no sé qué mira, a dos metros tiene la puerta del tren. 
Ahora una mujer parece esperar en la puerta la siguiente parada. Tiene le pelo largo negro en la parte de arriba, después un tono más claro entre marrón y naranja en el medio y, al final, rubio.