viernes, 30 de septiembre de 2016

Pregunta de ignorante nada más

¿Un visitador médico es un médico frustrado como un periodista deportivo es un futbolista frustrado?

jueves, 29 de septiembre de 2016

El infierno es el otro de sí mismo y la vida y muerte del Diógenes enano

"El argentino olfatea algo, especula y acapara", lo dijo un enano que trabaja en una dependencia pública y tiene guardadas quinientas resmas de hojas (no exagero) en la oficina. Con suerte debe usar una al mes. Quinientos meses da algo así como más de cuarenta y un años y medio. Si tenemos en cuenta la humedad, el paso del tiempo que roe las hojas más que cualquier otra cosa, el encierro (porque están ocultas y bajo llave para que nadie se haga el vivo y se las robe) al principio, tal vez, se peguen un poco entre sí, tiempo después el mismo envase que las protege se empezaría a romper y las hojas quedarían al descubierto estropeándose, decolorándose, amarillentándose. En fin, irían a parar al Museo de la basura con una imagen representativa de Diógenes, el enano de la dependencia pública. Y una breve nota explicativa: Vivió y se enquistó atornillado a una silla que le dejaba los pies en el aire mientras creía albergar un solemne estrado. Murió rodeado de hojas muertas, hinchado de odio mientras, ya jubilado, intentaba llevarse a su casa las resmas acumuladas, los broches tamaño diez, los sobres oficio, los sellos, la tinta de los sellos (cincuenta frascos) entre otros dos mil artículos de librería que nunca usaría y el flete en el que viajaba chocó con, la tragedia es irónica, un camión de basura.     

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Entiendo más el japonés que el chino

"Escuchar las desgracias de la gente es como aceptar dinero. Las cosas jamás acaban ahí. Porque debes asumir la responsabilidad de haber oído lo que has oído". Una genia Banana Yoyhimoto. No puedo evitar acordarme de otra escritora ajaponesada, Amelie Nothomb y su frases-perro: "Cuando me hacen declaraciones de este tipo ("deseo existir para usted"), no se muy bien qué efecto me producen: una mezcla de emoción e inquietud. Para comparar esas palabras con un regalo: es como regalar un perro. El animal te emociona, pero al mismo tiempo piensas que vas a tener que ocuparte de él y que no habías pedido nada parecido. Pero el perro sigue ahí, con sus ojitos de perro bueno, piensas que no tiene la culpa, que ya le darás las sobras de las comidas, que será fácil. Trágico error, inevitable, sin embargo.".    

martes, 27 de septiembre de 2016

El celular, el traje de cancha y un testigo de Jeová

La gente abraza/mos el celular como si fuera un cachorrito.
Un tipo de traje, impecable, imitación Cholo Simeone come una hamburguesa de cancha, en el furgón del tren.
Aparece un adventista o un testigo de Jeová perdido un día de semana, parece colombiano o peruano o no sé de qué país y vaticina un terremoto en el centro de la Tierra. Pero, por suerte, según dice, no va a afectar a la Argentina. Y habla de política. Dice que hay que apoyar a Cristina, Scioli, Zanini y buscar la salvación en el evangelio y se va, y creo que se olvida de pedir plata.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Director de orquesta

Un jefe, con problemas de altura, de una dependencia pública. Mira y habla con gesto de superioridad y aprueba a un empleado. Con el gesto congelado de satisfacción de un director de orquesta mientras dirige a los músicos.  

domingo, 25 de septiembre de 2016

El tiempo se me va

Hace unos días venía pensando en la pérdida del tiempo, que lo único irrecuperable son los días. Que el tiempo pasa, que se nos pasa todo el tiempo. Leo en los Diarios de Cheever: "No tengo tiempo que perder, pero pierdo los días."

viernes, 23 de septiembre de 2016

El hilo de garganta

Siento que la garganta se corta, que pende de un hilo. Que se cierra como si alguien estuviera acogotándome, todo se comprime y cada vez que toso se rompe un poco más el filo. La noche que tan placerable es ahora se me hace insoportera. La tos de noche no me deja dormir. De día me distraigo. Y a la tarde me confundo las palabras. 

miércoles, 21 de septiembre de 2016

La bufanda correa o la difunta Correa

Hay gente mortalmente rara en Retiro. Una señora con frío que usa su bufanda para atarla a la cintura de su hija (o nieta, o sobrina...) y así no perderla, supongo.

martes, 20 de septiembre de 2016

Furgón de tren

Dos bicicletas colgadas en los ganchos, una azul y amarillo (horrible), la otra bordó (ahí mejora). Un señor sentado en los barrotes que sostienen las ruedas de las bicicletas para que no bailen al compás del tren. Apoya el mentón en su puño izquierdo, el codo en el muslo. En la otra mano tiene una bolsa que parece contener un paquete de yerba. Confirmado, tiene un paquete de yerba. Taragui. Ahora con el dedo índice empuja la nariz hacia arriba. Atrás suyo, otro señor, parado, tiene una nariz que forma un triangulo rectángulo isósceles casi perfecto. Al lado de su cabeza un cartel de "No fumar". En la otra punta hay otro, señor, con una bufanda marrón y blanca. El de nariz triángulo buscó su bicicleta, el que estaba sentado en los barrotes también. Parecen estar juntos aunque no se hablan. El de la bufanda sigue en la misma posición, entrecerrando los ojos como si estuviera viendo el fondo del vagón (que es el principio).  
Llegan unos músicos, percusionistas. Suena a algo brasilero. Se presentan, el que habla es argentino. También suena a candombe uruguayo. Una mujer entra marcando el paso, como granadero, ahora come garrapiñadas. El de la bufanda marrón y blanca, que miraba hacia el principio del fondo del tren sigue entrecerrando los ojos (creo que los tiene así, achinados) no sé qué mira, a dos metros tiene la puerta del tren. 
Ahora una mujer parece esperar en la puerta la siguiente parada. Tiene le pelo largo negro en la parte de arriba, después un tono más claro entre marrón y naranja en el medio y, al final, rubio.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Veo la hora en un teléfono descompuesto

Pienso en los VHS y en las marcas en la pantalla. En los relojes que ya no uso y creo que ya nadie usa. En las cosas que el paso del tiempo borra como si nunca hubieran existido. En el teléfono de línea, en el yo-yo, en el desencuentro y el sabor del encuentro, en que antes odiaba el celular y ahora, como antes, adoro llegar tarde, aunque no tenga excusa porque vi el mensaje, sabía a qué hora era y mi última conexión me delata.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Trabajo de noche

Puede verse claramente el reflejo de la luz roja, verde del semáforo sobre el blanco manchado y cuadriculado de las baldosas sobre Talcahuano. Suele ser más rojo que verde. Nunca amarillo. Llegar al trabajo y que todavía sea de noche. Para todo lo demás existe...

miércoles, 14 de septiembre de 2016

La soledad del teatro animal

Venía en el auto pensando si había guardado el fiambre en la heladera o no. Y pensé o imaginé que si lo había dejado afuera, el gato podría tratar de sobornar a la perra, gozarla preguntándole si quería que le diera la feta de queso o la de jamón. La perra desesperada siguiendo con los ojos la feta de fiambre de un lado a otro. Y el gato pasearía con la feta de queso, la usaría de capa, transformándose en supercat, mientras la perra no le sacaría los ojos de encima y serían estrellas de un teatro real e imaginario.  

martes, 13 de septiembre de 2016

El no ciego que no ve

Vuelvo del trabajo, salgo del subte en Retiro, cuando estoy por subir a la escalera mecánica veo a un ciego perdido. Realmente perdido. Porque hay ciegos que no sé si porque pueden ver aunque sea sombras o tienen mejor sentido de la orientación, más experiencia en no ver, o por alguna razón (incomprensible o no) se hacen los ciegos pero ves que van derecho, muy seguros de a donde quieren llegar. Me sentí mal por no parar y ayudarlo. Por darme cuenta y no dar un paso atrás. Pero me olvidé y dejé llevarme por la velocidad, porque se me iba el tren. Y sé que no sirve de nada darse cuenta de eso y no hacer nada. Como tampoco verlo y lamentarse o llevárselo puesto como si uno mismo fuera el que no ve, el que no mira y no entiende nada.

lunes, 12 de septiembre de 2016

El contagio del bostezo y de la risa

Dicen que el bostezo es contagioso. Hoy a la mañana en el tren lo comprobé cuando miré a una chica que bostezaba, y bostecé. O quizás fue por casualidad. A esa hora es muy probable que bostezara cada dos minutos. Dicen lo mismo de la risa pero no es cierto. Por lo menos acá en el trabajo no. Se ríen, pero no me contagio. Debe ser que es falsa, vacía, una risa enferma, de gente enferma, de un modo mentalmente enferma, pero no de loco sino más bien de psiquiátrica, de enferma mental en el sentido de algo tóxico, de un veneno que corroe aunque uno haga lo posible por ignorarlo. Y como puedo evitar mirar, por suerte, pero no oír es que no puedo confirmar que el bostezo sea contagioso. Eso sí, la risa no lo es. 

viernes, 9 de septiembre de 2016

La plaga de los chinos

Si un escritor holandés habla de "el chino" refiriéndose a los supermercados chinos (salvo que sea una traducción argentinizada y en vez de supermecados chinos sea...qué se yo supermercados bengalíes en Holanda, como indios (Apus) en Estados Unidos) estamos al horno, mundialmente invadidos por chinos. El "voy a comprar al chino" extendido universalmente. Thomése, "La voz de la sombra", p. 16.

martes, 6 de septiembre de 2016

Hijo de quién

Si dos hermanos mellizos/gemelos salen con la misma mujer y uno la embaraza ¿puede saberse con certeza quién es el padre? (Leyendo a Saer, A medio borrar).

jueves, 1 de septiembre de 2016

El amor y el vaso

Como un vaso que tomo cada día y que en el sueño, mientras duermo, se vacía. Solo espero ese momento, apenas un segundo, que lo llenes. Tal vez las mujeres no se enamoren así. Para mí que tienen un vaso sin fondo que con el correr de los días se llena más y más hasta que un día se desfonda o, finalmente, deciden tirarlo. O viene otro, el plan "b", y lo patea, y se rompe.