lunes, 31 de octubre de 2016

Viaje de mente

En un tren a la noche, en un campo montando a caballo, bajando la escalera, nueve pisos tiene el edificio, techos altos, el ascensor funciona y en la vereda que es ancha hay árboles, no tienen hojas, son jacarandas. No es una adivinanza.
Estoy ahí y acá, sentado en el último vagón, en el piso, puede ser el primero, el piso sucio, un olor a encierro y comida pudriéndose, la luz blanca fría que resalta las machas grises en los vidrios de las puertas del tren, sudor, grasa, marcas de manos, aliento pegado.